
Este año será el segundo mejor ejercicio de la década en materia de fusiones y adquisiciones en la UE. De hecho, y a falta de un mes para terminar 2017, el volumen movido por este tipo de operaciones (600.000 millones) ya supera el registrado en 2016.
Es cierto que la estabilidad operativa de las compañías, así como la continuidad en la política de tipos de interés y la elevada liquidez en la financiación ayuda a que se produzcan grandes fusiones. Además, la atracción de inversión constata el buen momento económico del Viejo Continente. Pero la realidad es que son las propias firmas europeas las que son conscientes de la necesidad que tienen de ganar tamaño para poder así competir mejor contra los gigantes americanos y asiáticos.