
La decisión de CaixaBank de llevarse la sede de Cataluña por la incertidumbre política ha sido acertada. Así, tras la marcha se ha revertido la fuga de depósitos que la entidad sufría tras el 1-O. Ahora bien, en los resultados récord obtenidos durante los primeros nueve meses de 2017 han actuado factores menos coyunturales y de más calado. En este tiempo, el beneficio alcanza 1.488 millones, con un alza del 53,4% frente a 2016.
Es cierto que la integración del luso BPI aporta, pero sin su efecto, el beneficio habría crecido un 34,8%. Un dato tan positivo indica que CaixaBank, pese a la aún difícil situación financiera en la eurozona, sabe cómo elevar los ingresos básicos del negocio como el margen de intereses y las comisiones.