
España arroja un déficit comercial de casi 30.000 millones respecto a Asia. Ni siquiera nuestras cuantiosas ventas al resto de la UE lo compensan. Sorprende que la exportación hacia todos los continentes crezca, con la excepción del territorio más poblado del mundo. Asia ofrece unas oportunidades que España debe aprovechar un momento tan vigoroso para su comercio exterior como el actual, y explorar mercados (Vietnam o Birmania) o ahondar en otros ya conocidos (India o China).
Para ello, nuestro país no sólo debe conservar su competitividad; además, urge no desaprovechar más ocasiones para estrechar lazos diplomáticos y empresariales con esos países, tal y como ya están haciendo países como Francia o Italia.