
Hacienda planteó ayer a los sindicatos públicos una subida de salarios a los funcionarios, ligada a la evolución del PIB y del IPC. Los sueldos se abocan así a una fuerte alza, de hasta el 7%, en tres años. De hecho, para 2018 el punto de partida será del 1,5% relativo a la inflación, más otra parte vinculada al PIB, de manera que no supere el 2%.
Es obvio que estamos en recuperación y es lógico que se tomen medidas que eleven el poder adquisitivo de los empleados públicos. Pero debe hacerse con moderación. Subidas del 2% en un entorno de bajos niveles de inflación son excesivas. Durante la crisis se demostró hasta qué punto un exceso de gasto público es una debilidad para toda la economía. Sería recomendable no repetir el mismo error.