
Tras más de medio año en la Casa Blanca, aún es difícil prever el impacto real que tendrán la recién iniciada era Donald Trump en México. Pese a los sucesivos fracasos políticos cosechados en el Congreso, lo cierto es que se mantienen en pie los planes de Washington de construir un muro fronterizo, establecer nuevos aranceles y revisar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.
Todas las posibilidades continúan así abiertas, pero las empresas españolas no se amedrentan. Lejos de replantearse su presencia, impulsan inversiones por valor de 7.000 millones en el periodo transcurrido desde que Trump asumió el poder. El último ejemplo lo ofrece Acciona, empresa que se encargará de construir, en Reynosa, el mayor parque eólico mexicano.
La empresa presidida por José Manuel Entrecanales no quiere romper vínculos con un país en el que lleva operando 40 años, con proyectos propios de infraestructuras, agua y energía. Muy al contrario, Acciona se afana a la hora de crecer en el desarrollo de instalaciones para terceros y, por ello, construirá el parque de Reynosa para la local Zuma.
Del mismo modo, enseñas como Banco Santander o Inditex cuentan con una presencia muy afianzada en sus respectivos sectores y no están dispuestas a echar por tierra esa apuesta. De hecho, el gigante textil español mantiene sus planes de abrir 30 tiendas al año en su principal mercado americano.
Si a todo ello se une el potencial de una economía cuyo crecimiento se mantiene en el 3%, que experimenta hondas reformas orientadas a su modernización y que desarrolla una nutrida clase media, puede preverse que el respaldo empresarial español a México está asegurado. En paralelo, queda demostrada la completa ineficacia de las amenazas de Trump.