
Tras años de oscuridad, España vuelve a convertirse en referente en energías renovables. Así lo refleja que el Gobierno haya adjudicado en solo un año y medio un total de 8.336 megavatios (MW) de nueva potencia verde a través de diferentes subastas, lo que implica una inversión de 7.500 millones. Solo con la celebrada ayer, se repartieron 5.037 MW de nueva potencia, que se dividen entre 3.909 MW a instalaciones fotovoltaicas y 1.128 a eólicas, y aún queda una subasta de nueva capacidad para las islas.
La primera consecuencia de este nuevo impulso a las energías limpias es que nuestro país podrá cumplir holgadamente con los compromisos ambientales para 2020 adquiridos con la Unión Europea. Por el contrario, el nuevo boom de las renovables puede generar problemas, como una fuerte caída de los precios en el mercado mayorista que pondrá en jaque la rentabilidad del resto de tecnologías.
Además, podría generar complicaciones a los adjudicatarios, ya que deben construir las plantas en un corto espacio de tiempo para cumplir con Bruselas. A pesar de ello, el interés que ha despertado una subasta al límite de la rentabilidad refleja las buenas perspectivas de las renovables. La reforma energética creó un marco estable que ha llevado a que los grandes fondos de inversión entren en el sector. Debido a ello, lo que antes estaba en manos de pequeñas empresas incapaces de sobrevivir sin primas, pasa a estar controlado por firmas con sólidas estructuras, que permite operar las instalaciones sin necesidad de subvenciones.
Por tanto, la apuesta por este tipo de energías limpias no puede estar más que justificada en estos momentos. Así, gracias al nuevo impulso se cumplirá holgadamente con los objetivos de Bruselas para 2020.