El año pasado, el sector farmacéutico español dio un paso de gran calado para arrojar luz sobre uno de los aspectos más polémicos de su actividad: los pagos que destina a los médicos. Su aperturismo fue más allá de publicar una mera cifra agregada. Los asociados a Farmaindustria también desglosaron cuáles eran los motivos de esos pagos.
Esa práctica sirvió para demostrar que, en su mayoría, se vinculaban a compensaciones que los médicos reciben por participar en ensayos clínicos, necesarios para crear nuevos medicamentos. La patronal continúa en 2017 con esta buena práctica, que ya ha convertido en permanente, y los resultados son semejantes.
Según los nuevos datos, relativos a 2016, la cantidad desembolsada fue de 500 millones y el grueso, casi 200 millones, estuvieron relacionados con la I+D. Debe aplaudirse que, a partir del año que viene, la información de Farmaindustria será todavía más completa, en la medida en que también contendrá la relación de todos los facultativos que reciben cobros, con nombres y apellidos.
Es cierto que gran parte del colectivo se muestra reticente a esta práctica y pide una moratoria. Ahora bien, no hay motivos para más retrasos. Las consultas a la Agencia de Protección de Datos aseguran que no hay ninguna violación de la intimidad. Es más, los profesionales ni siquiera pueden alegar un posible perjuicio fiscal, ya que Hacienda decidió, recientemente, aparcar el proyecto de considerar pagos en especie las ayudas para asistir a congresos formativos.
No existen excusas, por tanto, para que los laboratorios y el sector sanitario ofrezcan una mayor transparencia ente la sociedad, lo que constituye la única manera de que se disipe toda sospecha sobre presuntas prácticas irregulares.
