El Congreso vota el jueves la ratificación del acuerdo de libre comercio UE-Canadá (CETA). La semana pasada cundió en Bruselas el temor de un rechazo en España, lo que lo haría inaplicable en toda la Unión Europea. La causa fue el inesperado viraje del PSOE que, tras apoyar el pacto en Europa y defenderlo en el Congreso frente a Podemos, insinuó su negativa.
Durante días, la postura de los socialistas fue confusa, pero ayer por fin confirmaron que se abstendrán, por las "dudas técnicas" que el CETA les despierta. En un tratado tan complejo, es frecuente que se cuestionen los procedimientos. La nueva postura del PSOE, por tanto, es ahora clara y mucho más razonable que un rechazo que lo habría alineado con las posiciones anti-libre comercio propias del populismo.
