Editoriales

Grave pérdida de apoyos de Trump

Cuando en noviembre Donald Trump ganó las elecciones, Wall Street saludó con fuertes alzas el resultado, y todo parecía indicar que se abría una etapa de relaciones fluidas entre la Casa Blanca y la gran empresa estadounidense. En gran parte, fue la clase media empobrecida por la globalización la que aupó al multimillonario, pero existían varios factores que lo situaban en sintonía con el mundo de los negocios.

Además del hecho de que él mismo es empresario, Trump llegó al poder con el compromiso de fuertes bajadas de impuestos y un amplio programa de inversiones. Sin embargo, desde enero, el presidente no deja de dar razones para que los empresarios se decepcionen.

Será difícil que las mencionadas promesas prosperen, una vez que se ha demostrado la poca habilidad de Trump como negociador en el Congreso. Ni siquiera logró cohesionar a su propio partido para derogar la reforma sanitaria de Barack Obama, así que es previsible que su reforma fiscal vuelva a chocar contra los republicanos más preocupados por controlar el déficit.

Pero, además de las promesas incumplidas, el desapego de las grandes empresas, como Tesla o Apple, se acrecienta por las medidas que sí ha impulsado ya el presidente como el abandono del Acuerdo de París o las restricciones inmigratorias. En ambos casos, sólo puede tropezar con los intereses de unas firmas que han asumido la protección del medio ambiente en sus estrategias y que nutren sus plantillas de trabajadores foráneos.

La retirada de confianza del mundo económico llega en un momento delicado para Trump, cuando está enfrentado también a sus propias instituciones (como el FBI), y acrecienta así una preocupante pérdida de apoyos.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky