Editoriales

El problema es la estructura y el tamaño de los bancos, no los bajistas

La CNMV prohíbe tomar nuevas posiciones bajistas en Liberbank, o elevar las existentes, durante un mes. El supervisor toma así una decisión drástica, que requiere consultarse con la Autoridad Europea de Mercados de Valores, y que tiene sólo dos precedentes: agosto de 2011-febrero 2012 (aplicado al sector financiero) y julio de 2012-enero 2013 (con vigencia para toda la bolsa).

Si la CNMV se atreve a repetir ahora una acción semejante a la tomada en dos de los peores momentos de la crisis, se debe, sin duda, al hecho excepcional que ocurrió la semana pasada, cuando Popular fue intervenido por las autoridades europeas y vendido por un euro. En este banco, los bajistas llegaron a equivaler al 12% del capital y, sin duda, su apuesta por la caída de la entidad les reportó grandes beneficios.

La CNMV quiere evitar, con su prohibición, que estos inversores ahonden la caída en bolsa que Liberbank arrastraba en los últimos días y que el deterioro descontrolado mute en pánico de los depositantes, y en retirada masiva de fondos, como ocurrió en el Popular.

El objetivo de cortar la hemorragia bursátil se logró ayer, ya que el banco asturiano se disparó un 41,2%. Ahora bien, ese resultado no oculta el hecho de que, para obtenerlo, la CNMV brinda un trato desigual a Liberbank en comparación con Popular. La Comisión se esfuerza en negarlo, recalcando que el caso de la entidad asturiana es diferente, con argumentos como que la presencia de bajistas allí es aún controlable (no llega al 2%) frente a los niveles de dos dígitos que, durante meses, mostró en Popular.

Ahora bien, al margen de las posiciones cortas, el supervisor podría haber recurrido a otras medidas protectoras, como suspender el valor, cuando estaba en caída libre. Por tanto, es indiscutible que, en este caso, la CNMV respetó escrupulosamente la soberanía del mercado. Por el contrario, en Liberbank, enmienda con contundencia su actitud anterior, tras consultar con Economía, e interviene.

Sin duda, el viraje puede acabar justificándose a la luz de sus resultados futuros, pero sus expectativas despiertan ahora serias dudas. Señalar a los bajistas, que no siempre son meros especuladores, como la causa principal de las caídas bursátiles recientes de Liberbank se antoja exagerado. No en vano, las posiciones de este tipo de inversores no subieron ni una décima en los últimos 15 días, de acuerdo con los datos divulgados ayer mismo.

Por si fuera poco, el stop a las posiciones cortas en nada influye sobre el problema de fondo que presenta el sector bancario español, tras la reestructuración que se empezó a aplicar en 2009. En dicho proceso, de cara a superar el antiguo modelo de cajas de ahorro, se dio un protagonismo excesivo a la hora de agrupar varias de ellas en nuevos bancos, de pequeño tamaño, para luego sacarlos al parqué, con un escaso porcentaje de acciones sometidas a negociación habitual en bolsa (free-float).

Son entidades manejables, en principio carentes de impacto sistémico en el sector financiero, pero que cuentan también con otra faceta: su vulnerabilidad ante un posible ataque especulativo, en el que el bajo free-float eleva los efectos de todo instrumento de esa índole. Esta deficiencia, lejos de aminorar, se extiende. De hecho, otra entidad de estructura semejante a Liberbank, Unicaja, se halla en la recta final de su salida a bolsa y su valoración está ya resintiéndose. En consecuencia, puede preverse que nada habrá cambiado dentro de 30 días, cuando sea posible volver a tomar posiciones cortas en Liberbank.

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