Editoriales

Banco Popular: el Gobierno debe actuar

Emilio Saracho, presidente de Banco Popular.

Popular ha tenido un nefasto comienzo de semana en bolsa, capaz de demostrar que no encuentra suelo ni siquiera tras la debacle que sufrió entre el miércoles y el viernes pasados. En ese intervalo cayó más de un 35%, lo que no impidió que ayer retrocediera otro 18,16%. La situación que atraviesa es tan insólita que parece atentar contra la lógica misma, ya que el todo vale menos que sus partes.

En concreto, el valor bursátil del Grupo Popular en su conjunto ya es inferior a los 1.420 millones. Sólo la suma de las dos principales filiales que el banco tiene a la venta, Totalbank en EEUU y el 49% de Wizink, iguala esa cantidad. La cifra todavía se eleva más, hasta los 1.800 millones, si se añaden activos como la plataforma inmobiliaria Aliseda o Iberia Cards.

En esta situación de depreciación sin freno de Grupo Popular, el plan de su venta a otra entidad, tal como lo diseñó la actual directiva, es prácticamente imposible. El Gobierno confiaba en que el candidato idóneo iba a ser el Santander, pero todo indica que ya no se dan las condiciones para que compre. Si la venta fracasa, a los precios actuales del valor, una ampliación de capital tampoco tiene posibilidades de prosperar, por su muy alto efecto dilutivo.

Popular, por tanto, se encuentra a merced del miedo de los inversores y de los depositantes, mientras su acción sufre los vaivenes propios de la especulación. No se puede dejar al banco solo en estas circunstancias. Ha llegado la hora de o bien poner en marcha un esquema de protección de activos o bien instar al BCE a que intervenga la entidad. Ambos movimientos corresponden al Gobierno, por lo que el Ejecutivo no puede demorar más la toma de una decisión.

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