
La Guardia Civil investiga donaciones supuestamente ilegales realizadas por Caja Madrid al PP madrileño entre 2003 y 2011, con Miguel Blesa al frente de la entidad. Se busca esclarecer el motivo de los pagos de 1,3 millones a Fundescam, institución ligada al partido entonces presidido por Esperanza Aguirre. El hecho de que la fundación no aclare el destino del dinero, y que entre sus funciones estuviera abonar gastos electorales, eleva las sospechas.
Más aún, si se valoran aportaciones similares que Blesa hacía de forma paralela a organismos vinculados al PP, como Faes y la Fundación Cánovas del Castillo. Todo ello lleva a considerar que, al igual que con las tarjetas black, Blesa utilizaba la entidad como un instrumento para asegurar el clientelismo y perpetuarse en el poder.