
El scrip dividend o reparto de beneficios en acciones de la propia empresa, ha sido el recurso utilizado por cotizadas para elevar o mantener el dividendo durante la época de crisis. Así, en 2013 supuso el 42% del total. En los tres últimos años, el peso del también conocido como pago con papel se ha reducido casi a la mitad, representando solo el 22%.
Su total desaparición constituiría una buena noticia para los inversores, que no tendrían que ver cómo se diluye el valor de sus acciones cada vez que se efectúa un scrip dividend, al tener estos el mismo efecto que una ampliación de capital. La recuperación de los beneficios y la reducción de la deuda son motivos más que suficientes para que las cotizadas abandonen una práctica que perjudica el accionista.