A las puertas de una de las legislaturas más complejas de la democracia, Mariano Rajoy pronunció un discurso de investidura en el que apeló a la negociación. Así, el presidente interino invitó a conformar grandes pactos en ámbitos tan importantes como las pensiones. Con todo, Rajoy también avisó del perjuicio que supondría utilizar la reforma laboral como rehén de los acuerdos y someterla a cambios que la malogren.
Como la EPA del tercer trimestre demostrará hoy, dicha reforma aún constituye un pilar fundamental de la creación de empleo. Sin duda, el futuro Gobierno debe estar abierto a los cambios que mejoren sus debilidades (como el excesivo avance de la temporalidad), pero, en beneficio del mercado laboral, sus líneas maestras deben preservarse.