
El fallido golpe de Estado del pasado día 15 ha llevado a Ankara a lanzar una medida populista con la que pretende forzar una bajada de tipos del banco central. Se trata de limitar el interés de las hipotecas al 10 por ciento, 6 puntos menos de la media. Esto amenaza un tercio de los ingresos hipotecarios del Garanti, el banco participado por el BBVA.
El impacto ronda los 5.800 millones y genera un problema más a esta apuesta personal de Francisco González. Los cambios regulatorios en Turquía son habituales, lo que no permite asegurar las inversiones. De momento, BBVA ha reconocido un agujero de 1.900 millones con el deterioro de las acciones. Es un golpe a la seguridad jurídica, que debería obligar a la entidad a replantearse la inversión.