
Telefónica se ha acostumbrado a sortear obstáculos en los últimos meses. Primero, la Comisión le cerró la puerta a la venta de la filial británica O2 a Hutchison. Poco después el Brexit anuló la salida a bolsa de Telxius. Dos duros golpes para una empresa a la que las agencias de rating la apremian para que rebaje su deuda de 50.000 millones.
Lejos de lamentarse, la operadora descongelará el proyecto de salida a bolsa de Telxius para fijar su salto al parqué para otoño. El momento parece el adecuado, con la incipiente recuperación de los mercados tras el golpe del Brexit. Los analistas están convencidos de que si no hay sobresaltos en el seno de las bolsas, la operación será una realidad, lo que ayudará a Telefónica a reducir su deuda y de paso tranquilizar a los inversores.