
Los frutos de la reestructuración de Iberia no podrían ser más dulces, ahora que se demuestra que tiene músculo para afrontar retos como operar en China. Con su recién inaugurada ruta directa Madrid-Shanghai la compañía abre unas posibilidades a las que sus competidores españoles han tenido que renunciar por falta de capacidad, al tiempo que se permite volver al selecto club de las aerolíneas globales.
La apuesta tiene un gran potencial a medio y largo plazo, en la medida en que reporta a Iberia un temprano posicionamiento en este país, el más poblado del mundo, en un momento en el que su economía se encamina hacia un modelo más basado en el consumo. Ese hecho implicará una etapa de auge de los vuelos turísticos y de negocios.