Desde hace años, España es una de las joyas de la corona de Coca-Cola en el mundo. Lo ratifica en elEconomista el director general de la multinacional para Iberia, Jorge Garduño, quien resalta que el conjunto formado por nuestro país y Portugal se sitúa entre los tres mercados europeos más importantes para Coca-Cola, y es también una de sus divisiones de vanguardia en cuanto a innovación y marketing.
Considerando este gran peso específico de nuestro país, sólo podía extrañar que la empresa no hubiese desplegado aún en él con mayor intensidad estrategias que ya funcionan en otros mercados, como expandir su negocio más allá de los refrescos hasta los zumos, los lácteos o el café.
De acuerdo con Garduño, esa situación cambiará en los próximos tres años, debido a los planes de compras y alianzas que Coca-Cola impulsará en España. Se trata de una política adecuada para sacar todo el rendimiento al despertar que el consumo muestra en nuestro país y consolidar así el crecimiento de ventas que se dejó notar el año pasado en la cuenta de resultados.
Pero, a más largo plazo, sin duda le conviene a Coca-Cola trabajar por abarcar más productos en sus principales mercados. El consumo de carbonatados sufre un descenso continuado, a escala global, desde que alcanzó sus máximos a finales de los 90. Desde entonces, los hábitos de vida han cambiado en beneficio de productos con menos azúcar (tés, bebidas energéticas o incluso la simple agua embotellada).
En paralelo, medidas como la aplicación de impuestos específicos a los refrescos o la prohibición de su venta en colegios alimentan la tendencia a la baja. La diversificación de oferta, por tanto, es un proceso al que Coca-Cola está abocada.
