
David Cameron apostó muy fuerte en la campaña electoral de 2015, cuando prometió la celebración del referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE, cuyo resultado se conocerá hoy. Sin duda, Cameron se siente cómodo corriendo riesgos. Basta recordar cómo ya mantuvo en vilo a toda Europa en 2014, cuando se celebró la consulta sobre la independencia de Escocia.
Y, sin duda, el órdago de 2015 le salió políticamente bien, ya que atrajo al electorado euroescéptico conservador y logró mayoría absoluta. Ahora bien, es posible que, en esta ocasión, el precio pagado haya sido demasiado alto. Reino Unido ha decidido que no quiere formar más parte de la Unión Europea.