
El BCE celebra hoy la reunión en la que concretará el alcance de una de sus medidas más ambiciosas: la compra de deuda corporativa. Es posible que el número de escépticos hacia el efecto de estos estímulos haya crecido desde ayer, cuando se supo que el índice de actividad manufacturera de la eurozona se situó en mayo en 51,5 puntos, su nivel más bajo en tres meses. Resultaría precipitado, sin embargo, denostar las políticas del BCE.
Sin sus medidas, es posible que la débil recuperación europea no hubiese resistido el difícil inicio de 2016, provocado por el derrumbe del crudo y el enfriamiento de China. A ello, debe sumarse el hecho de que debe concederse más margen a un programa de estímulos que se extenderá hasta marzo de 2017 para evaluar con justicia su efecto.