Editoriales

Un futuro tan brillante como prometedor

Latinoamérica logró escapar a los efectos devastadores de la pasada crisis. El problema de las hipotecas basura, que asoló la economía mundial y la española en particular, con tasas de desempleo superiores al 25 por ciento, pasó de puntillas sobre América Latina. Ello permitió que la fortaleza de las grandes empresas españolas, omnipresente en la region, se mantuviera intacta. Pero las cosas han cambiado. El desplome en los precios de materias primas como el acero o de la minería, la principal fuente de riqueza en países como Perú, frenó su desarrollo. El culpable es China, país al que se dirigen un tercio de las exportaciones y del que procede una parte creciente de las inversiones. El devenir del dragón asiático marcará su ritmo de crecimiento en los próximos años. Consulte el especial 'Proyectos extraordinarios en América'

No obstante, con excepción de Brasil, Argentina o Venezuela, la gran mayoría de países seguirá registrando crecimientos sólidos, aunque modestos. La crisis política brasileña hundirá más del 3,5 por ciento su actividad durante este año y el que viene, mientras que Argentina, víctima de la resaca de la era de Kirchner, se anotará una tasa negativa del 1,1 por ciento, de acuerdo con las previsiones de Primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como en Europa, existen dos Américas Latinas, con ritmos y sensaciones diferentes. Mientras países como Brasil, Argentina o Venezuela sufren un vendaval en sus finanzas y en sus economías por culpa de los populismo o los gobiernos de izquierda, los integrantes de la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú o Chile) lograrán crecimientos en líneas generales por encima del 2 por ciento.

Por eso, son los principales destinatarios de las inversiones españolas.

Gas Natural en Chile, Repsol o Enagás en Perú; Telefónica, Acciona o Iberdrola en México, siguen teniendo como norte de sus inversiones a América.

En los últimos años, se está produciendo el fenómeno contrario: la bonanza de Colombia, Perú o México ha hecho que empresas procedentes de estos países comiencen a fijarse en España como puerto de destino de su acciones. Así, Carlos Slim se hizo con el control del grupo constructor FCC y de su inmobiliaria Realia, hasta ahora controladas por la familia Koplowitz; mientras que el grupo Alfa adquirió Campofrío o Bimbo fijó en Madrid su sede para Europa y el norte de África, tras zamparse a su eterno rival, Panrico. Aunque sea innegable que la economía americana mira más al Pacífico que al otro lado del Atlántico, empiezan a ser frecuentes las operaciones en Europa, porque ofrecen mayor seguridad jurídica.

elEconomista se ha convertido ya en el medio de referencia en español para todas las empresas de ambos lados del Atlántico. Con presencia en México y Estados Unidos, además de en cinco países de Suramérica, es el mejor preparado para contar las grandes alianzas que se produzcan en los próximos años a ambos lados del Atlántico. Creemos que, al margen de otros destinos como Asia, los intercambios entre Europa y América vivirán una época dorada. Sobre todo, si se rúbrica el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y si se tiene en cuenta que la economía de China continuará generando numerosas incertidumbres.

Si quieren seguir junto a nosotros la apasionante aventura que espera a las grandes firmas de ambos continentes, no se pierdan elEconomista.es o elEconomistaAmerica.com. Este año lanzamos Ecomex10 para batir el índice de la bolsa mexicana. Estamos preparando nuevos productos para tomar el pulso diario a Latinoamérica y conocer de primera mano los desafíos y posibilidades de una región, cuyo futuro se presenta tan brillante como prometedor.

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