
La caída, del 2,4%, que ayer sufrió el Ibex afianza la perspectiva de que el rebote que se inició en febrero se agotó la semana pasada, y existe riesgo de volver a los mínimos del año. Sin duda, las fuerzas que antes lastraban los índices europeos aparecen ahora más controladas. Es el caso del enfriamiento de China o el abaratamiento del crudo.
Ahora bien, amenazas como la anémica recuperación de la economía mundial o la situación límite de los bancos europeos no ayudarán a retomar un nuevo rebote. Por todo ello, pese a que alzas puntuales resultan factibles, el inversor debe ser cauteloso y reconocer que sería necesario alcanzar los 9.200 puntos para que el mercado se considere alcista. Mientras tanto, si la bolsa de EEUU no ayuda, son posibles más caídas.