
Los pliegos de contratación de obras en carreteras están a punto de sufrir una honda transformación. Ése será el efecto de la necesaria reacción de Fomento ante una reciente resolución del Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (Tacrc), dependiente de Hacienda.
El Tacrc estimó parcialmente un recurso interpuesto contra una cláusula usual en las licitaciones de Fomento. Esta disposición combate las ofertas temerarias, cuyo presupuesto se presume excesivamente bajo y puede generar sobrecostes. Para ello, establece que el componente puramente técnico de las ofertas tenga un peso del 30% en su evaluación final.
Ahora bien, el Tacrc estimó que, en realidad, el criterio técnico puede tener un influjo mayor, y distorsionador, ya que se determina mediante baremos siempre más subjetivos, y difíciles de controlar, que la parte económica, cuya evaluación se ciñe a fórmulas matemáticas. Como respuesta, Fomento mantiene la proporción 70/30 en favor de la propuesta económica, pero evalúa ésta de una nueva manera que puede generar otro desequilibrio.
Su estructura altera las puntuaciones que los licitadores reciben, en función de las rebajas presupuestarias que presenten, de una manera que incentiva los recortes agresivos. En el sector se habla ya, incluso, de un peso tan excesivo de la parte económica que convierte a la licitación en una "subasta encubierta". Sin duda, Fomento se esfuerza por reactivar las licitaciones, después de que las deliberaciones del Tacrc paralizaran operaciones por valor de casi 600 millones. Pero convendría que Hacienda incentive el acceso a otras vías que optimicen las concesiones y eviten nuevas distorsiones en su proceso de evaluación.