Editoriales

La economía cuenta con una base sólida para resistir durante meses

  • Negarse a pactar con Podemos beneficia la gobernabilidad del país

El incierto panorama parlamentario derivado de las elecciones del pasado domingo se dejó ayer sentir en la bolsa española. La primera reacción del Ibex ante un escenario en el que la ausencia de fuertes mayorías aboca a duras negociaciones fue encajar una caída del 3,62%, capaz de perforar uno de los soportes clave del selectivo: los 9.430 puntos.

Se trata de una fuerte contracción, cuyos efectos no pueden ser minusvalorados, en la medida en que hasta 21 valores del índice han perdido los mínimos de la semana pasada. Con todo, conviene mantener la perspectiva y considerar que no es la primera vez que unas elecciones se saldan con un resultado incierto en España y que esas dudas han impactado con intensidad en la bolsa.

De hecho, en 1996, tras la dulce derrota de Felipe González frente a José María Aznar, el descenso fue del 5,22% en el día posterior a las votaciones. Ocho años después, en 2004, la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero, en unos comicios marcados por los atentados del 11 de marzo, hizo retroceder al selectivo español más de 4 puntos.

Se mantienen las incógnitas

Un panorama político que no despeja incógnitas es siempre un agitador de los mercados (como se vio también recientemente en Portugal) y es previsible que la volatilidad continúe en los próximos días. Pese a todo, España tiene a su favor varios factores, tanto externos como internos, que impiden pensar que la marcha de su recuperación económica está en inmediato peligro, pese a las dudas que el 20-D despierta.

En el plano exterior, aun cuando la prima de riesgo ha vuelto a reanimarse (ayer escaló hasta los 122 puntos básicos) en un momento delicado, en el que la deuda pública avanza hacia el 100% del PIB, lo cierto es que la compra masiva de bonos en la que el BCE se halla inmerso es todo un freno a un posible desboque de los títulos del Tesoro español.

A ello debe sumarse también el efecto impulsor, de hasta un punto de PIB, que implica un petróleo que cotiza por debajo de los 40 dólares por barril. Con todo, más importantes todavía resultan las fortalezas internas que España presenta. En particular, el hecho de que los Presupuestos de 2016 se encuentren aprobados inmuniza contra políticas contrarias a las reformas o propensas a subir el gasto público durante (según los expertos) tres meses, que pueden resultar preciosos para negociar la formación de Gobierno o la convocatoria de nuevas elecciones, tal y como la agencia calificación Fitch ve posible.

Pactos sin Podemos

No obstante, el mayor seguro contra aventuras letales para la recuperación es la manera en que el PSOE cerró ayer la puerta a un posible pacto con Podemos. El secretario de Organización de los socialistas, César Luena, hizo lo correcto al descartar una alianza que, en el corto plazo, ya le impone una exigencia inaceptable, como es apoyar la celebración de una consulta independentista en Cataluña, y que, en el largo plazo, supondría permitir que el partido morado fagocite al PSOE.

Merece también valorarse que Luena pone límites a su oposición frente a un Gobierno de la lista más votada, la propia del PP. De momento, el único escenario que contemplan los socialistas es votar no en la primera consulta para investir a Mariano Rajoy como presidente.

De ese modo, no queda cegada la vía para que Rajoy dialogue, como ayer volvió a prometer, con objeto de formar un Gobierno apoyado por Ciudadanos. Aún está por demostrarse que lo logre, pero ya se puede dar por esquivado el peor escenario, la llegada al poder de un partido radical, lo que implica que la economía tiene bases sólidas para resistir.

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