Cepsa aprobará hoy, previsiblemente, una inversión de 1.000 millones en su refinería de Gibraltar-San Roque. Una inyección tan cuantiosa supondrá una mayor eficiencia, con proyectos como el llamado fondo de barril, que permitirá obtener de cada contenedor de crudo más gasoil y menos fuel, producto este último de menor valor.
Además, la instalación se adaptará al futuro al iniciar la fabricación de un nuevo combustible para barcos más limpio. Pero, sobre todo, Cepsa acierta al adaptar su estrategia a un escenario de petróleo en mínimos que resta rentabilidad a la búsqueda de nuevos yacimientos. En su lugar, resulta más inteligente optimizar el refinado iniciando ya unos procesos complejos que sólo pueden culminarse con visión de medio y largo plazo.