
La vicepresidenta Sáenz de Santamaría auguró ayer futuros cambios en el Impuesto de Sociedades destinados a beneficiar a las pymes. La ausencia de toda concreción o cálculo de impacto recaudatorio de la medida permiten emparentar este nuevo anuncio con el lanzado por el presidente Rajoy, el pasado sábado, acerca de una nueva rebaja del IRPF.
Lo único que quedó claro es que resulta muy optimista denominar rebaja a una acción puntual, que sólo reducirá los tipos marginales extremos mientras ignora los gravámenes de las clases medias, el grueso de los contribuyentes. Todo apunta, por tanto, a que, en lugar de bajadas de impuestos, es más conveniente hablar de promesas efectistas en materia fiscal, a las que el Ejecutivo se aferra ante la cercanía del 20-D.