
Las energías renovables viven un auténtico auge a escala mundial, que supera incluso a su situación en los años anteriores a la gran crisis mundial. En 2005, solamente seis países apostaban por la instalación de centrales de producción eléctrica alimentadas con energía verde. Este año, por el contrario, hasta 60 Estados (incluido España) están dispuestos a impulsar licitaciones de este tipo a escala internacional. Se trata, por tanto, de la apuesta en marcha de un negocio en el que hasta diciembre se moverán 10.000 millones de euros.
Ante esta avalancha de subastas, las empresas españolas tienen mucho que decir, en la medida en que llevan años demostrando su liderazgo, gracias a décadas de conocimiento acumulado y de desarrollo de una tecnología puntera. A ello, se suma la inquietud y el incorformismo de sus directivos, que los impulsó, hace ya años, a hacerse un hueco en los mercados de otros países.
Sin duda, toda el trabajo realizado, desde 1997, por Iberdrola, que la convirtió en el primer distribuidor del país por número de clientes (tras la compra de Elektro) la sitúa en una posición ventajosa a la hora de optar a las subastas de renovables que impulsa el Gobierno de Dilma Rousseff. También habrá licitaciones en México, donde Iberdrola trabaja desde hace 15 años.
Y más allá del terreno conocido en América Latina, empresas como Acciona están dispuestos a apostar por otros continentes, participando como hará la empresa presidida por José Manuel Entrecanales en las pujas sudafricanas. Se abren, por tanto, ventanas de oportunidad para el sector de las renovables a escala mundial que impulsarán su rentabilidad sin necesidad de apoyarse en primas o ayudas públicas.