
La recuperación del crédito hipotecario no depende solo de la concesión de nuevos préstamos. De hecho, esta última variable ha registrado importantes mejoras que se han visto, sin embargo, mitigadas por las amortizaciones de créditos más antiguos. En otras palabras, el stock o saldo vivo hipotecario acumula cinco años de retrocesos hasta abril de 2015, según los datos de la Asociación Hipotecaria Española.
Entonces, el saldo vivo financiado a familias y promotores experimentó un pequeño incremento, a escala intermensual, mostrando una tendencia que se vio ahondada en mayo cuando el avance llegó a los 224 millones. Es cierto que, desde la óptica interanual, es imposible hablar aún de avances, pero se manifiesta una desaleceración de las caídas que merece reseñarse. En concreto, el descenso del stock de préstamos hipotecarios se producía en mayo de 2014 a un ritmo del 9,41%.
Doce meses después, redujo su velocidad de retroceso hasta los 5,83 puntos porcentuales. En el sector bancario, no esperan registrar variaciones interanuales positivas hasta finales de año o incluso hasta 2016; sin embargo es posible interpretar todos los datos anteriores como buenas señales de que algo está cambiando en el mercado hipotecario al calor de una recuperación económica que en 2015 alcanzó velocidad de crucero.
Conviene, no obstante, moderar todo triunfalismo y seguir reconociendo que aún está pendiente una reactivación real del negocio bancario, siempre al compás de una demanda solvente. Sólo de esa manera se lograrán los niveles de rentabilidad de dos dígitos que muchas entidades quieren obtener ahora por la vía rápida, embarcándose en una peligrosa guerra hipotecaria.