
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, por fin consiguió ayer entrevistarse con la canciller Angela Merkel. Tsipras encontró a una jefa del Ejecutivo alemán en actitud benévola, en la medida en que destacó su voluntad de "alcanzar acuerdos". Sin embargo, el político heleno sería un ingenuo si espera que de Berlín volverá con algo más que una buena disposición.
Como la propia Merkel dejó claro, de esa reunión no deben esperarse decisiones sobre la ayuda financiera europea que tanto necesita Atenas. Aquélla nada tiene que ver con acercamientos diplomáticos; su futuro depende del cumplimiento de la que aún es la asignatura pendiente de Atenas: presentar una agenda de reformas creíble que preserven su superávit fiscal primario.