La opinión pública europea se escandalizó, a finales del año pasado, ante la impunidad con las que las multinacionales practican la elusión de impuestos. Pese al revuelo, la respuesta al problema de Bruselas peca de falta de ambiciones.
El Paquete de Transparencia Fiscal, presentado ayer, permitirá a partir de 2016 un intercambio de información más ágil y recurrente entre los socios. La operativa misma de la ingeniería fiscal, con todo, apenas se aborda. Las firmas desvían beneficios de sus filiales situadas en países como España, mediante el cobro de cánones de todo tipo (publicitarios, de formación...) creados para ese fin encubierto. Sólo exigiendo un completa transparencia sobre esas prácticas será posible atacar el núcleo del problema.