Mario Draghi logró ayer, tras la reunión del BCE, más de lo que el mensaje institucional da a entender a primera vista. Su alusión a que el eurobanco está dispuesto a recurrir a "medidas no convencionales" es reiterativo y no basta para explicar el alza del 1,6% del Ibex, mientras se oía el discurso, o la caída del interés del bono español a 2,14 puntos. Lo nuevo radica en que esa disposición a comprar en masa deuda pública y privada es "unánime". Draghi logró la unidad en una reunión correosa, en la que se suponía que el frente alemán discreparía. Ahora bien, ese mérito se ve deslucido por la arraigada falta de claridad del BCE a la hora de precisar sus próximos pasos. La situación es crítica y la ausencia de concreción no es conveniente.