Las grandes farmacéuticas mundiales iniciaron el pasado fin de semana un frenético baile de operaciones de fusión e integración. Los pasos más contundentes los están dando las dos primeras compañías mundiales del sector Pfizer (EEUU) y Novartis (Suiza). Pero también la canadiense Valeant lanzó ayer una opa sobre Allergan (EEUU).
Pfizer, que ocupa el primer lugar en el ranking mundial, está preparando el asalto a la británica AstraZeneca, para reforzar su presencia en el mercado europeo. Una operación todavía en negociaciones. Ante este movimiento, la número dos, Novartis, no ha tardado en reaccionar y ayer protagonizó un laborioso y complicado acuerdo a tres bandas con la británica GlaxoSmithKline (GSK) y la estadounidense Eli Lilly.
Tras la crisis, el mercado farmacéutico se está reestructurando y configura empresas de mayor tamaño que se especializan en segmentos concretos de producción, que les permitirán optimizar las investigaciones en fármacos contra el cáncer, vacunas, productos veterinarios o de otra índole como el botox. La estrategia está dirigida a liderar cada uno de esos ámbitos de investigación. En 24 horas las farmacéuticas han puesto en movimiento un volumen de operaciones por importe de unos 45.000 millones de euros, sin tener en cuenta la operación todavía sin cerrar de Pfizer. Las compañías se han librado de la deuda que asumieron por las grandes adquisiciones realizadas a principios de siglo y ahora tienen liquidez suficiente para volver a agitar el mercado de fusiones. La presión de los sistemas sanitarios en EEUU y Europa por rebajar la factura farmacéutica obliga a la industria a fusionarse para rebajar sus elevados costes de investigación. El baile no ha hecho más que comenzar.