Los síntomas de recuperación que arrojan los indicadores económicos son innegables, pero esta mejoría todavía tardará en trasladarse a la economía real. El efecto de la crisis ha sido demoledor para los hogares españoles y no se podrá suavizará hasta que el paro baje de forma intensa y continuada. El Gobierno estima que en los dos próximos años se crearán 400.000 empleos. Cifra significativa, pero insuficiente porque partimos de una tasa de desempleo muy elevada, cuya consecuencia más letal ha sido reducir un 8,5% la renta de los hogares en la crisis. No es momento de caer en la complacencia, cuando todavía quedan distorsiones en el mercado laboral que retardan la vuelta a la normalidad y la corrección desigualdad que ha traído la crisis.
