Las dificultades que la Generalitat alega sistemáticamente para su reducir su déficit público podrían verse aliviadas con la adopción de sencillas medidas y de escaso eco para la ciudadanía. Por ejemplo, con la supresión de la red de embajadas que el Ejecutivo catalán ha ido tejiendo en el extranjero al calor de su aventura independentista. Una tela de araña que va desde Estados Unidos a Latinoamérica pasando por Asia o Europa.
Alquiler de inmuebles, gastos de representación y sueldos de 'embajadores' que oscilan entre los 74.833 y 76.270 euros. Un dispendio fácilmente suprimible teniendo en cuenta el enorme entramado de oficinas comerciales y culturales desplegado por medio mundo, que pueden asumir el papel de representación.