La nueva ley del Deporte obligará a los clubes de fútbol a negociar la venta de los derechos de televisión de forma colectiva, tal y como sucede en otras ligas europeas. Hasta la fecha, los principales equipos de la liga abordan de forma individual este proceso negociador con las cadenas de televisión, generando enormes desigualdades en la partida anual de ingresos, un capítulo del que en gran medida depende la calidad de las plantillas. El Gobierno quiere liquidar esta práctica asimilando el modelo de la Bundesliga alemana, que limitaría la hegemonía que desde hace muchos años vienen disfrutando el Real Madrid y Barcelona, los dos clubes más ricos del mundo por ingresos, que se reparten cerca de la mitad de los 650 millones que generan los derechos televisivos. Una cifra estratosférica que año tras año castiga sin piedad a los equipos más débiles y también a Hacienda (690 millones) y a la Seguridad Social, sus principales acreedores, en la medida que dejan de ingresar los impuestos y las cuotas que les corresponden.
El acuerdo voluntario suscrito entre Madrid y Barça para ceder 10 millones a la segunda división es solo un gesto de buena voluntad, que debe quedar concretado en la ley que será aprobada antes de fin de año. Los grandes clubs también deben ajustarse el cinturón, ceder parte del pastel y facilitar una mejor distribución de los ingresos para evitar las quiebras de las sociedades más débiles. El Bayern de Munich y el Borussia ingresan menos de la mitad que el Madrid y también juegan las semifinales de Champions.