Las 234 hectáreas del Real Club Puerta de Hierro, situadas en terrenos del monte del Pardo (Madrid), fueron entregadas en 1912 por Alfonso XIII en arriendo y concesión por 75 años a la sociedad que lleva el nombre del club. Esta regalía quería estimular la creación de sociedades al estilo de los country clubs británicos para la élite madrileña. Desde entonces el país cambió la monarquía en república, sufrió una guerra, una dictadura y, finalmente, accedió a la democracia. Importantes vicisitudes históricas que no alteraron la concesión que Patrimonio Nacional ha ido renovando. La última vez para el periodo 2011-2040, ya en pleno siglo XXI, a pesar de que la situación es muy diferente jurídica y políticamente de la que existía cuando Alfonso XIII decidió conceder este privilegio.
La pervivencia de este privilegio en la actualidad tiene difícil justificación. Más cuando ya no existe un patrimonio de la Corona del que puede disponer el Rey y es un organismo público el que administra estos bienes. En 1982 la Ley del Patrimonio Nacional creó este organismo dependiente de Presidencia del Gobierno -el Consejo de Administración del Patrimonio Nacional- que es responsable de los bienes del Estado procedentes del legado de la Corona, actualmente de titularidad estatal a disposición del monarca y su familia.
El Club Puerta de Hierro tiene 15.649 miembros y su número permanece inalterable desde 1987, pues no ha vuelto a admitir nuevos socios. Tampoco ha salido a concurso la concesión de estos terrenos. La concesión se renueva como si se siguiese tratando de una regalía, un anacronismo insostenible que Patrimonio debe atajar cuanto antes convocando un concurso de carácter público y concurrente.