Si tradicionalmente es difícil poner de acuerdo a los Estados de la UE sobre el presupuesto comunitario, hacerlo en medio de la crisis actual lo complica aún más. Bajo la presidencia chipriota se negociarán las cuentas para 2014-2020. Este presupuesto escenifica mejor que ningún otro la diferencia de intereses que hay entre los Estados del norte y los del sur de Europa. En otras palabras: los amigos de mejorar el gasto y los amigos de la cohesión. Las peticiones de ambos grupos son idénticas a las que expresan sobre la solución de los problemas de la Eurozona. España tendrá que emplear toda la artillería diplomática para evitar que Galicia, Andalucía, Castilla-La Mancha y Murcia dejen de percibir ayudas de cohesión. Una misión casi imposible.