Los eurócratas europeos parecen haber asumido como modelo de actuación el "vuelva usted mañana", que Larra aplicó a la burocracia decimonónica española. Esta noche se celebra una Cumbre Extraordinaria de la UE en un momento crítico para la Eurozona. Una vez más el encuentro corre el riesgo de defraudar las expectativas y que los líderes europeos no den las respuestas que se necesitan. Los mercados reflejaban ayer -con una importante bajada de la prima de riesgo de Italia y España y del interés de los bonos al 6,08%- la necesidad de que se produzcan noticias positivas y de que la Cumbre llegue a acuerdos de calado. Parece que no va a ser así, Bruselas adelantó ayer que las decisiones de importancia se aplazan hasta el 28 de junio.
Este ritmo pausado que adquiere cualquier iniciativa de la UE hace perder la calma a los mercados, que pagan la indecisión con nuevas subidas de la prima de riesgo y de los intereses; irrita a los ciudadanos, y lo que es peor, retrasa la terapia de choque que piden algunos países como el nuestro: actuación del BCE y fondo de rescate europeo para las entidades financieras. A cambio, se espera un mini proyecto piloto de eurobonos de 230 millones de euros para financiar infraestructuras, que ni son necesarias ni sirven para crecer cuando lo primero que hay que resolver es el problema financiero. Los esfuerzos de las entidades y los Estados por sanear los balances del sistema bancario chocan con la duda de qué hará la UE para salvar la unión monetaria y cuándo entrará en escena el BCE, mientras en Bruselas los líderes hacen terapia de grupo.