A la espera de los planes que el nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, dará a conocer a finales de mes, el mercado arde en deseos de conocer en detalle el verdadero alcance de las cuentas de la entidad. En pleno proceso de reformulación de las cuentas correspondientes a 2011 por parte de Deloitte, la dirección del banco cifra en 10.000 millones de euros las necesidades de Bankia, una cantidad próxima a los 6.500 millones de euros planteados por el expresidente de la entidad, Rodrigo Rato, antes de conocer los entresijos de la segunda reforma financiera aprobada por el Gobierno el pasado viernes. Esta inyección de dinero público contribuirá a diluir todavía más el valor de las acciones de Bankia, que ayer volvieron a perder el 14,08% de su valor, al cerrar la sesión a 1,42 euros.
Desde el 19 de julio, fecha de su salida a Bolsa, las acciones de Bankia se han desplomado un 62,08%. Al margen de otros efectos y de la cuantía del rescate, que en su momento deberá ser devuelta al erario público, lo verdaderamente urgente en estos momentos es acometer un saneamiento drástico y profundo de la entidad para, en primer lugar, acallar los rumores relacionados con una retirada masiva de fondos, alimentada torpemente por algunos desaprensivos en tertulias televisivas. Sobre este delicado punto, afortunadamente, el Gobierno reaccionó ayer y los responsables de Economía y Bankia salieron al paso para frenar el efecto desastroso que podían haber tenido los comentarios. La situación exige mesura y rapidez para sanear una entidad que sólo puede estar tres años en manos públicas.