El Gobierno subirá el IVA este año entre 2 y 3 puntos sin anuncio previo. Así lo ha comunicado Rajoy a su entorno y al presidente de CEOE. Esta decisión es una nueva derivada de la presión que está ejerciendo Bruselas y de los esfuerzos del Ejecutivo por recuperar la confianza de los inversores. El Gobierno aceptó la tutela del BCE sobre las auditorías del sistema financiero; no dará tregua a las autonomías para que cumplan con el objetivo de déficit, y no espera a 2013 para subir el IVA. Estas tres actuaciones resumen los flancos débiles que provocan la desconfianza de los inversores: el sistema financiero y el cumplimiento del compromiso de déficit del 5,3%.
Las críticas de la Comisión Europea al programa de estabilidad presentado por España se centran en dos aspectos, que coinciden con las decisiones que se están adoptando. Por un lado, la Comisión critica que se mantengan los tipos de IVA cuando hay margen para subirlo 3 puntos -estamos en la banda baja de la UE- y su efecto sobre la recaudación es inmediato y generalizado.
Los empresarios temen que esta subida afecte al consumo y al turismo, pero cerrarán filas con el Gobierno. Hubiera sido preferible empezar por el IVA desde el principio y no haber tocado el IRPF. Por otra parte, Bruselas señala a las autonomías y a la Seguridad Social como problemas para que las cuentas cuadren. La Seguridad Social puede tener en otoño un agujero en las cotizaciones de más de 7.000 millones por el aumento del paro. La subida de impuestos no es la mejor solución. Aún así Rajoy dejó claro que España hace sus deberes lo que descarta la intervención. En este contexto el Presidente exige a Europa que actúe y que el BCE evite un deterioro innecesario.