Los resultados de las elecciones francesas y la caída del Gobierno holandés han sacudido Europa. La crisis no sólo tira Gobiernos, sino que también produce extrañas alianzas.
La ultraderechista Le Pen se plantea apoyar a Hollande en la segunda vuelta para ganar más cuota de poder en la derecha francesa, mientras los países periféricos en manos de Ejecutivos conservadores no ven con malos ojos el ascenso al Elíseo de un adversario político como el socialista.
Mariano Rajoy hubiera deseado más comprensión de Angela Merkel en sus primeros meses de mandato y es posible que le ronde la idea de que a corto plazo el freno francés a la austeridad germana puede dar oxígeno a España. Si no cambia, Merkel corre el peligro de quedarse sin apoyos.