La economía de Estados Unidos está a punto de marcar un récord y lograr su periodo de crecimiento más largo de la historia. Un ciclo que comenzó a mediados de 2009 y que gracias a los estímulos fiscales y las medidas no convencionales de la Reserva Federal lograron estabilizar la actividad tras el azote la crisis financiera y la conocida como Gran Recesión. Una década más tarde, el PIB del país creció en el primer trimestre un 3,1%, por encima de su potencial, mientras la tasa de paro se ubica ya en mínimos de casi medio siglo.
Un contexto que se vio aún más favorecido el año pasado, cuando los efectos de la reforma tributaria orquestada por el presidente de EEUU, Donald Trump, y los republicanos el pasado 22 de diciembre de 2017 se convirtieron en el catalizador de la actividad económica cuando los síntomas de fatiga comenzaron a aflorar. Sin embargo, coincidiendo con la entrada en vigor de esta medida, que redujo el impuesto de sociedades al 21% y favoreció la repatriación de beneficios, la Casa Blanca inició su batalla arancelaria contra China y otros socios comerciales.
Guerra comercial
Más de un año más tarde, el apego de Trump por los aranceles como moneda de cambio para resolver no solo conflictos comerciales sino también migratorios, véase el caso de México, amenazan con poner fin al histórico ciclo económico que experimenta la economía patria. "La amenaza de una guerra comercial aumenta considerablemente el riesgo de una recesión mundial y estimamos que podría reducir el crecimiento del PIB mundial hasta el 2% en el próximo año", avisa Jeremy Hale, estratega global de Citi.
Hasta la fecha, la administración Trump tasa con aranceles de entre el 10 y el 25% importaciones de sus socios comerciales, principalmente de China, por valor de 283.100 millones de dólares. Según los cálculos del American Action Forum, un think tank con sede en Washington, el coste de estos gravámenes supera ya los 69.300 millones de dólares, mermando así la resaca dejada en los consumidores por la reforma tributaria.
Estas cifras no incluyen las amenazas en el horizonte. Por un lado, el gobierno de EEUU amenaza con tasar adicionalmente un catálogo de productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares, lo que implicaría poner aranceles sobre todas las importaciones del gigante asiático que llegan al país, mientras todavía debe decidirse si se gravará a la industria automotriz extranjera alegando motivos de seguridad nacional.
Negociación con China
"Estados Unidos y China se encuentran ahora mismo inmersos en una guerra comercial sin ambages y, al mismo tiempo, en una guerra fría subyacente impulsada por la tecnológica cuyas repercusiones a más largo plazo son menos visibles y donde el grado en el que las cadenas de suministro y los procesos de toma de decisiones se ven constantemente alterados parece estar siendo infravalorado", estima Kim Catechis, gestor de Martin Currie (Legg Mason).
El FMI ya avisó recientemente que los recientes gravámenes proyectados por las dos economías más grandes del mundo podrían restar alrededor del 0,3% del PIB mundial en 2020, con más de la mitad del impacto procedente de los efectos negativos de la confianza empresarial. No obstante, el Fondo estima ahora que los aranceles de EEUU y China, incluidos los implementados el año pasado, podrían reducir el PIB mundial en un 0,5% en 2020. Esto equivaldría a una pérdida de aproximada de 455.000 millones de dólares, una cifra que supera el tamaño de la economía de Sudáfrica.
En estos momentos, el crecimiento del PIB estadounidense en el segundo trimestre se acerca al 1,5% anualizado, alrededor de la mitad del registrado a comienzos de año. "Con la escalada de las tensiones comerciales esperamos que el crecimiento económico se desacelere aún más en el tercer trimestre, por debajo del 1%", avisa Michael Pearce, economista de Capital Economics.
Esta situación podría forzar a la Reserva Federal a actuar poniendo fin al ciclo de normalización monetaria que comenzó en diciembre de 2015 y que ha llevado al banco central a subir tipos hasta un rango del 2,25 y el 2,50%. Dadas las circunstancias actuales, el mercado descuenta hasta tres rebajas de tipos, de 25 puntos básicos cada una, antes de que termine el año.
No obstante, a día de hoy, el indicador de la Reserva Federal de San Luís que mide las probabilidades de una recesión para la economía de EEUU estima que existe un 2,68% de probabilidades de que esto ocurra.
Aún así cabe destacar como las perspectivas han crecido considerablemente desde noviembre del año pasado, cuando las estimaciones eran de tan solo un 0,02%.