Bruselas
Tras décadas de debate académico, un par de años de batalla política liderada por el presidente francés Emmanuel Macron, y medio año de trabajos técnicos en el Eurogrupo, los ministros de Finanzas de la eurozona intentarán cerrar este jueves los parámetros del nuevo colchón fiscal para reforzar el euro. El instrumento se queda corto para ser el verdadero presupuesto para la eurozona que pedía Macron, y respaldaban países como España.
La idea fue aguada por los líderes el pasado diciembre, presionados por una decena de socios encabezados por Holanda, contrarios a respaldar nuevas transferencias fiscales para amortiguar futuros shocks económicos. Holanda y los críticos consiguieron limitarla al destinarla solo al apoyo de la inversión y reformas, y al atar su financiación solo al presupuesto europeo a negociar para el periodo 2021-2027.
Sin embargo, los que quieren dotar de más ambición a esta herramienta, sobre todo Francia, defienden que el nuevo colchón también se nutra de contribuciones adicionales. España se ha mostrado dispuesta si el nuevo fondo cumple una función estabilizadora para apoyar a las economías en épocas de turbulencias, y no se solapa con instrumentos ya existentes, como los fondos de cohesión.
Según informó el miércoles un alto cargo europeo, el asunto de la financiación, además de la posibilidad de dotar a la nueva capacidad de una naturaleza más estabilizadora, continúa dividiendo a los ministros de Finanzas del euro. Por eso la cifra final está aún en el aire. El tema llegará a la cumbre la próxima semana. Se espera que el Eurogrupo pida a la próxima Comisión una nueva propuesta para desbloquear la garantía de depósitos europea, el pilar pendiente de la unión bancaria.
