
Estados Unidos no dudó el viernes en agudizar las tensiones con China al elevar los aranceles sobre un catálogo de productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares del 10 por ciento al 25 por ciento. Una decisión firme tras la última ronda de negociaciones en Washington que resultó más bien sobria y básicamente un compromiso por cumplir. El inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, dijo no tener prisa por completar un acuerdo e incidió en que los gravámenes hacen a la primera economía del mundo "mucho más fuerte".
"Los aranceles traerán mucha más riqueza a nuestro país que incluso un acuerdo tradicional. Además, es mucho más fácil y más rápido de hacer. Nuestros agricultores lo harán mejor, más rápido, y ahora se puede ayudar a las naciones hambrientas. Se otorgarán exenciones en algunos productos", escribió el presidente de EEUU en una retahíla de tuits, donde culpó a China de querer "renegociar los acuerdos en el último minuto".
Tras los contactos entre el representante comercial de EEUU, Robert Lighthizer, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y el viceprimer ministro chino, Liu He, en la tarde y noche del jueves, ya se dejó entrever que la tregua comercial que comenzó en diciembre alcanzó un punto muerto. Liu comunicó a ambos funcionarios estadounidenses que no había nada más que él pudiera hacer y que debían ser Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, quienes decidieran cuál será el próximo paso de las negociaciones, aunque aseguró que éstas fueron "bastante bien".
Ambas delegaciones se reunieron de nuevo algo menos de dos horas en la mañana del viernes, sin resolución alguna, y con Mnuchin caracterizando las conversaciones como "constructivas". No obstante, al contrario que en ocasiones anteriores, Trump no recibió a Liu en el Despacho Oval. Paralelamente, tras la entrada en vigor del aumento de los aranceles, el Ministerio de Comercio de China dijo lamentar "profundamente" la decisión estadounidense y añadió que adoptaría las contramedidas necesarias, sin entrar en el detalle.
El aumento de los gravámenes cubrirá aquellos bienes que se exporten a EEUU a partir del viernes, pero no a los productos enviados antes del 10 de mayo siempre que ingresen al país antes del 1 de junio de 2019. El transporte aéreo desde China a EEUU puede oscilar entre tres y ocho días hábiles, mientras que una flota marítima tarda entre 18 y 40 días hábiles. Los artículos incluidos en la lista incluyen aproximadamente el 29 por ciento de las importaciones totales de bienes de capital procedentes del gigante asiático y el 27 por ciento de las importaciones de bienes de consumo. Dentro de esta última, la maquinaria mecánica supone el 24,5 por ciento de la lista completa, los productos eléctricos alrededor del 16 por ciento, los muebles cerca del 14 por ciento, vehículos sobre el 7 por ciento, mientras el hierro y el acero el 5 por ciento.
Según los cálculos realizados por Citi, elevar las tasas hasta el 25 por ciento restará 0,83 puntos porcentuales a la economía china y cerca de 0,1 puntos porcentuales a EEUU. El impacto colateral en la eurozona borrará 0,2 puntos porcentuales al PIB y 0,3 puntos porcentuales a la economía global. Desde la Tax Foundation, un think tank con sede en Washington, avisan que la administración de Trump ha impuesto alrededor de 72.000 millones de dólares en nuevos impuestos a los estadounidenses a través de su azote arancelario.
En las próximas jornadas son varios los factores a tener en cuenta a la hora de determinar si este será solo un alto en el camino o la base para reanudar una guerra comercial en plena regla. Entre ellos hay que contemplar cuáles serán las represalias de Pekín. También el proceso de exclusión que lleve a cabo la Oficina del Representante Comercial sobre los aranceles a los productos por valor de 200.000 millones de dólares.