
La vigésimo primera cumbre que celebrarán mañana Europa y China llega en uno de los momentos más críticos de la relación bilateral. Tras denominar a Pekín como "rival sistémico", los europeos están dispuestos a rechazar el comunicado común que negocian por la falta de progresos en las demandas realizadas por la UE para equilibrar la relación económica y comercial, según las minutas de la reunión de los Estados miembros la semana pasada, a las que tuvo acceso elEconomista. Más aún, fuentes europeas aseguran que China no está realizando concesiones por temor a que se puedan dañar las negociaciones que está concluyendo con EEUU.
Ante este panorama, los europeos tienen sobre la mesa una propuesta para intentar equilibrar por su lado la relación, al menos en el flanco de las contrataciones públicas. Este Instrumento Internacional de Contrataciones Públicas, propuesto inicialmente por la Comisión Europea en 2012, no va solo dirigido contra China. Porque la UE se queja de que apenas tiene acceso a 10.000 millones de euros, en un mercado mundial de licitaciones públicas que ronda los 8 billones de euros. Mientras, el mercado de contrataciones europeas de 2,4 billones de euros no baja la persiana para los foráneos.
Preocupación con China
La iniciativa ha vuelto a surgir con fuerza en el contexto del temor creciente que despierta Pekín en el bloque comunitario. Pero este instrumento continúa encallando en la mesa de los Estados miembros, porque una mayoría duda de que pueda servir para facilitar el acceso a los europeos a las contrataciones públicas extranjeras. La Comisión, con el apoyo de Francia, está tratando de revivir la iniciativa. Pero a una mayoría de los socios todavía les preocupa que sea peor el remedio que la enfermedad, y les dañe la introducción de sanciones para las empresas ubicadas en países como China, que restringen el acceso a su propio mercado de adquisiciones.
Incluso aquellos países más dispuestos a discutir el plan, especialmente Alemania, preferirían esperar una nueva propuesta de la próxima Comisión, lo que no sucederá antes de finales de este año, según comentaron media docena de diplomáticos y fuentes de la Unión Europea consultadas por este diario.
En su forma actual, este instrumento permitiría a la Comisión restringir el acceso al mercado de contrataciones públicas en la Unión para empresas, bienes o servicios a las firmas de países donde las compañías europeas sufran medidas restrictivas o discriminatorias.
Los funcionarios de la Comisión tienen la esperanza de que la propuesta pueda avanzar ahora tras la imprecisa referencia dada por los líderes de la UE el pasado marzo, cuando defendieron que la UE abordase las prácticas desleales, haciendo un "uso completo" de los "instrumentos de defensa comercial y nuestras normas de contratación pública, así como garantizar la reciprocidad efectiva de la contratación pública con terceros países".
Pero tras esta genérica voluntad, los gobiernos dudan de que esta herramienta ayude a las empresas europeas a acceder a los mercados extranjeros. Los críticos creen que limitaría las opciones de Estados miembros al buscar al mejor candidato al mejor precio para sus obras y servicios, y limitaría las posibilidades de las compañías europeas para hacer negocios con socios extranjeros. "¿Se quiere abrir otros mercados o simplemente cerrar el nuestro?", se pregunta un diplomático.
Un total de 17 Estados miembros votaron en contra de la propuesta de la Comisión presentada en enero de 2016. Los que se posicionaron en contra fueron Alemania, Reino Unido, los Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Estonia, Letonia, Irlanda, España, la República Checa, Austria, Chipre, Eslovaquia, Bélgica, Croacia y Malta. "Hay un cierto grado de preocupación compartida por los Estados miembros", reconoce otro diplomático más favorable a la idea.
Un tercer representante nacional también dudó de su efectividad, al tiempo que se preocupó por el posible aumento de la carga administrativa y los costes para las empresas de la UE.
En la misma línea, otro funcionario nacional comentó que el objetivo final de la propuesta seguía sin estar claro. Se trata de priorizar Comprar Europa como Francia pretendía inicialmente, o conseguir la reciprocidad en las relaciones comerciales más desequilibradas, como la Comisión argumenta.
Los defensores de la propuesta apuntan que existe "un interés creciente" en discutir la iniciativa, dice un representante de una capital que respalda la idea. Sin embargo, no se ha programado ninguna reunión del grupo de expertos para evaluarla de nuevo.
Finlandia, quien asumirá la presidencia rotativa de la Unión Europea en la segunda mitad de este año, tampoco planea impulsar el tema y prefiere esperar a ver cómo evoluciona la situación, explican desde Helsinki.