
Las próximas elecciones generales costarán 138,9 millones de euros, según el presupuesto preparado por el Ministerio del Interior, lo que supone un incremento de 8,28 millones de euros respecto a los comicios de 2016, debido al incremento de algunas partidas y del IPC. Este año, como entonces, el Gobierno ha tenido que disponer de partidas extraordinarias porque no estaba previsto el adelanto electoral.
Este presupuesto sirve para pagar la maquinaria que se tiene que poner en marcha para organizar y celebrar los comicios del 28 de abril y que es compleja: desde el trabajo de Correos para hacer llegar el voto a distancia y la propaganda, hasta la impresión de papeletas y sobres o el despliegue de los miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
El crecimiento del gasto con respecto a 2016 es la suma de pequeños incrementos en distintas partidas, aseguran desde ese departamento. Por ejemplo, crecerá la dieta que reciben los miles de ciudadanos que tienen que encargarse de las mesas electorales, aunque no se ha precisado aún la cantidad. En las pasadas elecciones, fueron 172.000 personas las que atendieron las mesas de votación y cada uno de ellos cobró 63,24 euros por aquella jornada de domingo.
El capítulo más caro suele ser el de Correos (48 millones en 2016), pero también es importante el de las telecomunicaciones y la difusión del escrutinio. Este dato sí se conoce ya porque el Gobierno convocó y resolvió el concurso para contratar a una empresa. Lo ganó una vez más Indra, por 7,44 millones de euros, por debajo de los 10 millones que como máximo preveía gastar el Ejecutivo.
Esta empresa se encargará de distribuir la información del recuento pero también dará apoyo informático a las Juntas Electorales e integrará los resultados definitivos en la base de datos de los resultados electorales del Ministerio del Interior.