La crisis económica y la destrucción de empleo han impactado severamente sobre el colectivo de los más jóvenes, hasta situar la tasa de paro de esta cohorte en el 36,2% a mes de enero de este año. En este punto, las estimaciones de creación de puestos de trabajo para la próxima década arrojan tantas luces como sombras. Así, según el informe Los jóvenes y el empleo, ¿qué futuro les espera? presentado este miércoles por ManpowerGroup nuestro país generará en la próxima década hasta 500.000 puestos de trabajo de alta cualificación, de los cuales cerca de la mitad irán dirigidos a las persona de entre 16 y 35 años.
Esta será la buena noticia para los trabajadores más jóvenes, aunque según explica el autor del estudio y catedrático emérito de Economía Aplicada en la UAB, Josep Oliver, "se necesita un pacto nacional por la educación de manera urgente" ya que es posible que el nivel formativo que oferta el sistema formativo español podría ser insuficiente para cubrir esta demanda, algo a lo que se suma el efecto del envejecimiento demográfico y la progresiva pérdida de fuerza de trabajo juvenil. De hecho, según el informe, las personas de entre 16 y 35 años perderán un 15% de su peso en la fuerza laboral del país (pasando del 45% al 30%) en los próximos diez años por el impacto de la baja natalidad y la tendencia poblacional.
España creará hasta 700.000 puestos de alta cualificación en 10 años
Concretamente, el estudio arroja dos escenarios de crecimiento económico y creación de empleo. En el primero de ellos, el más moderado, ante un avance del PIB medio anual durante la próxima década del 2% se proyecta una tasa de generación de puestos de trabajo del 1,3% anual. En este caso, nos encontraríamos en la tesitura de una creación de hasta 201.000 puestos de trabajo de alta cualificación para los jóvenes, de los cuales hasta 85.000 se quedarían sin ocupar. En el segundo escenario, con un mayor crecimiento de la economía, la tasa de avance del empleo se eleva al 1,9% anual de media hasta 2028 –en este caso el montante total sería de 700.000 empleos-, con lo que la oferta de empleos para jóvenes altamente cualificados sería de 250.000, siendo en este caso 105.000 los puestos que no se cubrirían por el desfase de la oferta educativa con la demanda del mercado y la pérdida de población de entre 16 y 35 años.
Esta tendencia, con luces y sombras, refleja por un lado el avance del empleo dirrgido a jóvenes de entre el 2,3% y 3,5% anual en este peridos, aunque por otro lado también supone que la oferta desperdiciada, sin perfiles para cubrirla, oscilará entre el 42% y el 49% de estos puestos. Si bien todo ello, supone un cambio de la nefasta senda que transitaban estos jóvenes: entre 2010 y 2018 se perdieron el 20% de los efectivos de esta cohorte para el trabajo, cerca de 2,4 millones menos para el final de la serie desde los 11,7 millones existentes.
Las ocupaciones que más contribuyen a los 200.000 nuevos empleos son programadores informáticos (23.000 nuevos empleos), arquitectos técnicos, topógrafos y diseñadores (más de nuevos empleos 20.000), ingenierías (16.000 nuevos empleos) excepto ingenieros agrónomos, de montes, eléctricos, electrónicos y TIC; analistas y diseñadores de software y multimedia (más de 16.000 nuevos empleos) y especialistas en finanzas.
Se necesitan inmigrantes
Con este panorama en el horizonte se abre la cuestión central, que en algunos ámbitos se apunta como la solución al invierno demográfico que vive España y sus negativas consecuencias para la economía: la llegada de población inmigrante. De base, según afirma el profesor Oliver, a parte de un consenso de Estado por la educación, "necesitamos un pacto por la inmigración", añadiendo que nuestro país precisa de la llegada de perfiles cualificados para incrementar la productividad.
En este sentido, el presidente ejecutivo de ManpowerGroup, Raúl Grijalba, asegura que el asunto de la educación es central ya que "España no solo puede atraer el talento, también tiene que crearlo". Cabe recordar en este punto que para la próxima década se espera una llegada de hasta 900.000 inmigrantes jóvenes, a partir de una proyección de llegada de personas extranjeras incrementada por el INE en su última previsión de las 30.000 anuales a las 250.000, si bien no todas entrarán dentro de ese perfil de elevada cualificación.