
Concierto de Metallica el 3 de mayo de 2019 en Madrid, entradas a la venta el 28 de septiembre. Para poder 'cazar' una de estas entradas en el mercado primario hay que comprarlas con casi ocho meses de antelación, una dinámica que se repite habitualmente, sobre todo para los espectáculos musicales de renombre.
La odisea no acaba ahí. El problema no solo reside en la antelación con la que salen a la venta las entradas, sino también en las dificultades que se presentan para poder hacerse con una, especial mención a las famosas 'colas virtuales'. A partir de aquí se abren tres escenarios diferentes: que consigas una entrada en el mercado primario y que puedas asistir al concierto dentro de ocho meses, que consigas una entrada pero por algún motivo te sea imposible acudir al concierto o que te hayas quedado sin entradas. En estos dos últimos casos no te quedará otra que recurrir al mercado secundario. Y quien habla de conciertos habla también de otro tipo de espectáculos.
Y aquí se abre otro abanico de escenarios, sobre todo relacionado con los precios y la sombra de una posible estafa. Es por eso que en los últimos meses, especialmente a raíz del concierto de U2 (para el que un día antes de la venta general ya había entradas en las páginas de reventa por 500 euros), el Gobierno habría decidido tomar una serie de medidas para controlar el mercado secundario, como instaurar un precio máximo por entrada, algo que no ha gustado a las empresas que se dedican a la reventa de manera legal.
María Requena, presidenta de ANATIC: "Poner un precio máximo afecta a la ley de oferta y demanda y solo podría reavivar la economía sumergida"
María Requena, presidenta de ANATIC (Asociación Nacional de Ticketing), alerta sobre esta medida, que, a su entender, podría arrastrar aún más problemas: "Poner un precio máximo afecta a la ley de oferta y demanda y solo podría reavivar la economía sumergida de reventa así como las malas prácticas de fraude y estafa en el sector".
"En cualquier caso, a diario vemos muchos eventos que el precio de la entrada está muy por debajo del valor nominal y, sin embargo, no veríamos justo que ese precio no pudiese llegar a ser lo más bajo posible", añade Requena. "Quizá una buena medida sería poner un límite de precio por evento. Por ejemplo, en la final de Champions se entiende que siempre hay mucha más demanda que oferta y, por ende, el mercado hace que el valor de esas entradas suba", sentencia al respecto.
Las productoras de eventos también están tomando medidas para frenar el malestar en la opinión pública surgido por la desregularización del sector, que está haciendo que aparezcan "agentes con comportamientos oportunistas y desviaciones". Se trata de las entradas nominativas, algo que supone otra "piedra" para los usuarios y que "limita su libertad", según la asociación de Ticketing: "Tenemos en cuenta que las entradas para la mayoría de los conciertos de alta demanda salen, mínimo, con 6 meses de antelación. Esto quiere decir que los usuarios compran entradas con una antelación que hoy en día no exige ningún otro sector. Ni siquiera en el sector del turismo se planifica con tanta antelación".
"Todo el riesgo de esa anticipación la paga el usuario, que no le permiten ni modificar ni poner de nuevo a la venta esa entrada", explica la presidenta de ANATIC. "A ojos de las empresas de mercado primario, ellos ganan más control del mercado en su conjunto y restan libertad. Es una forma de monopolizar", señala Requena.
ANATIC propone una serie de medidas para regular la reventa de entradas, lejos de fija un precio máximo
Las empresas de mercado secundario que forman parte de ANATIC buscan que la regulación se haga efectiva y que "sea justa con los distintos agentes del mercado de entradas nacional". "Esto implica que se ponga al consumidor siempre en el centro y, desde ahí, pensemos entre todos cómo poder hacer más fácil la compra de entradas y, por supuesto, también su venta. Este es nuestro único objetivo", dice Requena.
Para ello, proponen varias medidas como prohibir y controlar el desvío de entradas del mercado primario al secundario, prohibir el uso de robots de compra o la transparencia en la venta de entradas (comunicación previa del número de entradas a la venta que van a salir, precios y ubicaciones).
También apuestan por la creación de un posible 'Registro oficial de operadores de mercado secundario' para evitar que cualquier empresa o particular pueda trabajar en un sector que requiere de profesionalidad y seriedad; obligar a indicar si las entradas se venden en mercado primario o mercado secundario; y obligar a las plataformas de intermediación de entradas a garantizar al consumidor final veracidad en las entradas. Por otro lado, piden que se instauren restricciones a la hora de hacer publicidad ilícita.
Según explica ANTIC, "el mercado secundario de entradas existe por naturaleza, es decir, en todos los sectores donde hay productos siempre existe un mercado de segunda mano, segundo uso o secundario", ya que tiene muchas ventajas, como ayudar a fomentar el turismo cultural, garantizar la seguridad en la compra de entradas o evitar la existencia de la economía sumergida.