Economía

El Foro arranca su edición de 2019 bajo la sombra del declive del crecimiento global

En el pasillo central del centro de congresos de Davos luce este año un enorme mural en el que una niña sostiene un globo mientras observa la llegada de nubarrones. Ilustra el ánimo que domina este año el encuentro del Foro Económico Mundial en el resort alpino. También es una buena imagen de la inercia que empapa a la élite mundial, que se reúne esta semana para discutir cómo mejorar la globalización, mientras intentan abrir mercados o cerrar acuerdos millonarios.

La jefa del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, se encargó ayer de adelantar a los líderes políticos y empresariales el riesgo de tormenta. Volvió a dar un tijeretazo al crecimiento mundial para este año. "La economía está creciendo más despacio de lo que esperamos, mientras los riesgos crecen", comentó. Aunque la próxima recesión no espera a la vuelta de la esquina, avisó que la posibilidad de un frenazo del PIB aún más severo ha aumentado, sobre todo si riesgos como el Brexit no se despejan. Por eso el mensaje de Lagarde para los países es que fomenten un crecimiento más inclusivo y detengan la guerra comercial, para restaurar así la cooperación international.

"El mensaje es claro: traten las vulnerabilidades actuales y estén listos para actuar si el parón se materializa", añadió la francesa. El presidente del Foro de Davos, Børge Brende, esperaba la semana pasada que la presión de los retos, acelerados en el contexto de la revolución digital, empujara este año hacia la acción, sobre todo para corregir los fallos de la globalización.

La lista de ausentes evidencia el mapa de desafíos. Donald Trump lidia con el parón más largo de la Administración estadounidense. La británica Theresa May encara el riesgo de la primera salida desordenada de un socio de la UE. El francés Emmanuel Macron intenta sanar las heridas tras las protestas de los chalecos amarillos. El chino Xi Jinping procura relanzar su economía tras registrar la peor desaceleración en tres décadas, mientras intenta dar credibilidad a sus esfuerzos para abrir su economía.

La desigualdad económica alimenta la inestabilidad política. Y la situación no mejora. La riqueza de los multimillonarios aumentó un 12 por ciento el pasado año, casi lo mismo que disminuyó la de la mitad más pobre del planeta, según Oxfam.

Si la ansiedad y el malestar crece, según el Foro, el pesimismo se expandirá a los líderes empresariales. Solo un tercio de ellos mantiene una confianza elevada respecto al futuro de sus negocios este año o durante los próximos tres ejercicios.

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