Economía

¿Se puede evitar una crisis de deuda pública?

Foto de archivo

El endeudamiento global se ha incrementado un 12% desde 2016 y hoy ya supone un 318% de todo lo que produce el mundo en un año (PIB). Esta elevada carga supone una de las mayores amenazas para la economía mundial. Dentro de los diferentes tipos de pasivos, la deuda pública se ha convertido en uno de los grandes temores por su elevado aumento desde la crisis. En los últimos diez años, la deuda pública ha pasado 37 billones de dólares a alcanzar los 65 billones, o lo que es lo mismo, de suponer un 58% del PIB mundial a tocar el 85% de la actualidad.

Una crisis causada por una deuda pública excesiva parece ganar peso como una de las causas de la próxima crisis. Sin embargo, este fatídico desenlace se podría evitar con mesura, transparencia, buenas prácticas e inversiones sostenibles. Unos tipos de interés bajos también pueden ayudar a mantener un endeudamiento elevado, aunque las consecuencias de esta estrategia pueden desembocar en una crisis aún mayor.

Martin Mühleisen y Mark Flanagan, economistas del Fondo Monetaria Internacional, comentan en una nota publicada en la web del organismo que "por supuesto, no toda la deuda es mala". Muchas de las grandes inversiones que realizan las empresas o los países necesitan ser financiadas con deuda por su elevado coste. El 'rendimiento' (ya sea económico o social) puede ser muy superior al del coste de la propia deuda.

"Pedir dinero prestado puede ser vital para financiar inversiones vitales como infraestructuras, salud, educación y otros bienes públicos. La inversión en capacidad productiva, cuando está bien hecha, conduce a un incremento de los ingresos que puede superar el coste de la deuda (los intereses)", argumentan los economistas del FMI.

Los problemas surgen cuando la deuda se ha invertido o gastad de una forma poco "sabia" y el nivel de apalancamiento es muy elevado. Las crisis de deuda también pueden surgir por motivos que son difícilmente predecibles o evitables como "los desastres naturales o shocks económicos como fuertes movimientos de los tipos de cambio o reversiones de los flujos de capital que dañan la capacidad de devolver la deuda", aseguran Mühleisen y Flanagan.

Reglas para evitar la crisis

Aunque a veces una crisis de deuda es difícil de evitar, unas reglas simples pueden marcar la diferencia.

Primero, se necesitan mayores esfuerzos para garantizar que la contracción de deuda sea financieramente sostenible. Los prestatarios deben establecer cuidadosamente sus gastos fiscales y planes de déficit para mantener la deuda pública dentro de la senda sostenible.

También se deben analizar de cerca los posibles rendimientos de sus proyectos y su capacidad de pago a través de mayores ingresos fiscales antes de contraer nuevas deudas. Los agentes que compran deuda soberana o que financian a diferentes gobiernos deben evaluar el impacto de los nuevos préstamos teniendo en cuenta la posición deudora del país en cuestión antes de otorgar un crédito nuevo.

En segundo lugar, "debemos asegurarnos de que todos los países cumplan con los informes completos y transparentes sobre deuda pública. Hay espacio para fortalecer significativamente las instituciones que registran, estudian e informan sobre los niveles de deuda en muchos países en desarrollo".

Estos expertos explican que por ejemplo, un tercio de los países con bajos niveles de renta per cápita no informa sobre las garantías otorgadas por el sector público y sólo uno de cada diez informa sobre la deuda de las empresas públicas. Por otro lado, los acreedores también podrían dar una información más extensa y exacta de los términos y condiciones de sus préstamos. Una mayor transparencia respecto a los pasivos de la deuda pública puede ayudar a prevenir la acumulación de grandes pasivos 'ocultos' que a su debido tiempo se convierten en deuda explícita del gobierno.

Por último, se debe promover la colaboración entre los acreedores oficiales (instituciones como el Banco Mundial o el FMI) para preparar los casos de reestructuración de deuda que involucran a prestamistas no tradicionales. Con los elevados niveles de deuda que tienen en cartera los nuevos acreedores, debemos pensar cómo implementar una mejor coordinación entre los acreedores oficiales".

La crisis de deuda siempre son complicadas y pueden dilatarse durante años. "En los 80 se necesitaron décadas de arduas negociaciones para crear mecanismos que resolviera las crisis de deuda en América Latina y de otros países en desarrollo que estaban muy endeudados". Resolver estas cuestiones es vital, sobre todo después de que "las investigaciones y los eventos hayan puesto de relieve cómo los niveles de deuda afectan las recuperaciones económicas en las economías avanzadas. Necesitamos anticipar los riesgos inherentes a la actual acumulación de deuda y tomar los pasos correctos para mitigarlos", culminan estos expertos.

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